En el sofá esperando estaba en recepción, los chicos
estaban impacientes hasta que fuimos al cuarto.
Rápidamente. Estaban ansiosos por desordenar se les veía
en sus agitados ojos traviesos.
Los tome de las manos y los abrace. Y ellos me
correspondieron efusivamente con otro abrazo. Luego fuimos a la cama leímos
unos libros de cuentos, lentamente se escaparon de la cama. Hicieron todo tipo
de reguero en el cuarto. Después, tomamos helados, salieron fuera del Montreal con los libros, regresaron para
cenar y volvieron a brincar sobre la cama, ellos eran de tés morena clara y
David. Sus gritos estruendoso se Escuchaban por todo el hotel Montreal eran los
niños mas bullosos de todo el hotel, y sus cuerpos pintados con crayolas me
hacían enojar. Apenas terminamos,
El almuerzo volvía
hacerlo de nuevo, arrayando las paredes no tenia limites pero mi instinto de
padre le perdonaba. Fueron noches de
derroches y helados, y cansado de gritar
los envié a la ducha y inundaron todo el hotel.
Ayer por la noche volvieron a hacerlo, en lugar de salir
por la puerta salieron con las sabanas por la ventana, como siempre con la
mismas travesuras de vacaciones pasadas, que si me amaban y estaba más que
seguro, pero soportarlos era mi reto, se terminaban las vacaciones. Pero sé que
aunque traviesos son mis niños mucha
falta me harían ellos, sus travesuras los libros y el ambiente del inigualable hotel Montreal los
envié a casa no podrán estropearme el sueño.
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