El infernal aliento su cara arrugaba,
Como tizón ardiendo su cuerpo quemaba,
Esos gusanos en hedor
Destruían su faz llena de calor,
Que forjo el infernal Lucifer señor,
Qué demonios nunca brindaran amor.
Mientras un hombre divaga entre llama floja,
Con un viento cálido la muerte se antoja,
Garra posó rostro y sobre él un cacho se para,
Provocando miedo un leve picor,
Que de crujir semblante las piernas despoja.
En su mano un rápido movimiento,
Tortura su faz un hondo sufrimiento,
Volviendo su lisura infernal,
A emanar furia, presa del mal.
Mientras airado el diablo en el infernal,
La llama inquieta al hombre y su alarido infernal.
¡Nada en la faz del infierno se pose!
¡Que todo profane, de un solo roce!
Sea ingrato y eterno este momento,
Pues aún en un contacto infernal,
Nada impedirá que el diablo tu alma la goce.
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Brayner
Abrahán Gomez Báez
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